lunes, 4 de mayo de 2020

9. Café con Johannes Brahms (1833-1897)

                                  Johannes Brahms     //               Clara    y     Robert Schumann

Esta es una historia triste, una historia que termina en Viena, en el otoño de 1893, pero que había comenzado cuarenta años antes. 

A mediados de ese lluvioso mes de noviembre de 1893, un hombre de sesenta años se sienta en la silla de su piano en la sala de estar, tranquilo y silencioso mientras observa una partitura. Parece absorto en sus pensamientos. Son recuerdos de hace cuarenta años. Con ellos acaba de escribir la que será (él no lo sabe, lógicamente) su penúltima pieza para piano. En ella cuenta la historia de amor que pudo ser pero no fue, la relación ejemplar que mantuvo durante toda su vida con la esposa de su “venerado maestro”. El amor y la admiración fue mutuo pero ella sentía devoción por su esposo incluso después de su muerte en un manicomio, como queda reflejado en esta obra. 

Así se inicia el intermezzo Op. 118 nº 2 de Brahms, con una melodía celestial, ligera, pura y repetitiva, como una sencilla llamada de atención. 

Clara y Johannes a menudo se escribían para intercambiar impresiones sobre música, sus viajes y experiencias. Más tarde estuvieron de acuerdo en destruir todas las cartas, pero Clara conservó algunas de ellas muy apreciadas. En una de estas misivas, Brahms declara su amor secreto a Clara. Ahí comienza el diálogo central. 

Dos voces (mano derecha y mano izquierda) que se funden y cantan juntas, la voz inferior se vuelve eco y trata de imitar a la voz superior, parece querer decir lo que dice en una de esas cartas: 

    «Desearía poder escribirte tan tiernamente como te amo, y decirte todas las cosas buenas que te           deseo. Eres tan infinitamente querida para mí que apenas puedo expresarlo. Desearía llamarte             querida mía y muchos otros nombres, sin dejar nunca de adorarte» 

Pero Clara… Clara elige mantenerse fiel a su esposo, aun conservando la amistad con este joven que tanto le gustaba. De manera angelical, como los acordes de un órgano durante una oración, Clara repite el elemento temático, pero este tono religioso demuestra su lealtad a su amado esposo Robert... dejando a Brahms en un fuerte conflicto entre su profundo respeto por el matrimonio Schumann, y su amor por Clara. Una variación del tema, interpretada con gran agitación e insistencia, y luego el regreso al tema principal, en forma ABA, permite que la pieza vuelva a su identidad principal genuina. 

La última llamada de Brahms resuena, con aún más desesperación y énfasis que nunca, antes de desaparecer al final, ensimismada… como un hombre sentado en una tarde lluviosa absorto en sus pensamientos, en sus recuerdos, en lo que pudo ser… y no fué.

Espero que os guste esta versión de Radu Lupu. Ojalá pronto pueda tocar esta maravillosa pieza para vosotros en el instituto.





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