viernes, 22 de mayo de 2020

15. Café con Charlie "Bird" Parker y Gillespie.






Sí, lo que suena es un saxofón de plástico, y su historia es tan sorprendente como la interpretación, que dio lugar al conocido como el concierto del siglo: 

Toronto 15 de mayo de 1953. Todo hace presagiar que aquel concierto organizado por la New Jazz Society con el objetivo de reunir a los mejores músicos del momento será un auténtico desastre. 
 Budy Powell acababa de salir del sanatorio mental en unas condiciones deplorables, y poco antes del concierto estaba absolutamente borracho. 

Charli Parker al que llamaban "Bird" porque pretendía ir más rápido que nadie en las escalas y que inventó lo que se llama Bi bop (que lleva el ritmo al doble de velocidad de lo normal) estaba en su peor momento: había perdido su licencia para tocar en Los Ángeles y Nueva York, y sus problemas con la heroína y la cocaína se habían agudizado. Además ese mismo año, su hija Pree murió de neumonía porque carecía de dinero para proporcionarle el tratamiento adecuado, por lo que su caótico estado mental era cada vez más evidente en su música y en sus relaciones con los compañeros, con continuas discusiones. 

Pero lo más sorprendente de todo es que se presentó en Toronto sin su saxofón, ya que lo había empeñado poco antes en alguna tienda de Nueva York para costearse su dosis de heroína. En el último momento acudió a una tienda de instrumentos de Toronto pero tan sólo pudieron prestarle un saxofón de plástico. 

¡Un saxofón de plástico! Eso es todo lo que tenían y con eso tendría que conformarse el gran «Bird» para asombro de sus acompañantes. 

Y entonces ocurrió lo increíble. 

Tras un impresionante comienzo del trío Roach, Powell y Mingus, se subieron al escenario Gillespie y Parker, que llevaron su rivalidad hasta cotas musicales inalcanzables para la mayoría de músicos del último siglo, aunque quedó claro que Charlie Parker aún con un cacharro de plástico era capaz de sobrevolar por encima de Gillespie para dejarlo en evidencia. 

La actuación fue tan extraordinaria que la prensa especializada de la época rápidamente la calificó como «el concierto del siglo» y bautizar a aquellos cinco músicos también como «el quinteto del siglo». 

Aún hay otra historia después, y es que tras el concierto se fueron de fiesta y Gillespie dejó su trompeta sobre un banco al que se subió la gente borracha bailando. La trompeta acabó pisoteada y doblada, pero al tocarla, comprobó que sonaba mejor que en su posición normal, ya que proyectaba el sonido con más potencia. Así fue como nació la trompeta con el pabellón elevado con la que todos asociamos a Gillespie, bueno eso y sus carrillos hinchados de soplar sin técnica con ellos relajados e ir creciendo cada vez más hasta parecer un pez globo. 

No dejo de asombrarme cada vez que los escucho.

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