lunes, 27 de abril de 2020

8. Café meditativo con Jules Massenet (1842-1912)





Sybil Sanderson (1864-1903) era una soprano californiana afincada en París que apenas tenía 22 años cuando conoció a Jules Massenet en unos salones de Paris. Fascinado por su belleza y sus grandes dotes vocales él le escribió “Esclarmonde” convirtiéndola en una estrella de la noche a la mañana. 

Pocos años después (1894) surgió el proyecto de la ópera Thaïs, sobre el intento de conversión de la cortesana (prostituta) más famosa de Alejandría, que acaba con todo lo contrario: la desconversión del monje cenobita, que subumbe ante sus encantos, aunque ella finalmente se arrepiente y muere en un convento con la esperanza de haberse ganado el paraíso. 

Esta meditación-transformación final de la santa es quizá uno de los pasajes más famosos de Massenet y no es para menos. A partir del minuto 5,40 te deja sin aliento, en 8,40 no puedo dejar escapar una lágrima siempre que lo oigo, y el final, cuando muere, es de un dramatismo extraordinario.
Su aparente sencillez, la delicadeza del violín, sirven perfectamente a la expresión emocional y descubren el enorme talento de Massenet para la escena.
Una delicia. 

Se cuenta de la auténtica Thaïs que después de su conversión y aceptación en la Iglesia, entró en una celda conventual con provisiones para tres años, y durante ese tiempo hizo penitencia por sus pecados. Cuando salió después, se dice que vivió entre las monjas del desierto egipcio sólo durante quince días, y que después murió. Otras fuentes dudan de la veracidad de la existencia de la santa y se inclinan por creer que se trata de una leyenda moralizante. 

El final de la cantante Sybil Sanderson tampoco fue muy feliz. Su vuelta a los escenarios tras un fallido matrimonio no tuvo buena acogida lo que la condujo al abismo de la bebida. Sus últimos años estuvieron marcados por la depresión, el alcoholismo y la enfermedad. Murió en París de una gripe maligna como la que nos asola en la actualidad (neumonía), con tan sólo treinta y ocho años. 

En cualquier caso, la belleza de esta música, como complemento de la voz maravillosa de René Fleming, me parece sublime. Espero que os guste escena de la ópera Thäis de Massenet (como notaréis, Massenet era frances, así que esta ópera no está en italiano, si no en francés).


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