viernes, 5 de junio de 2020

23. Café con Piazzolla (II)



 


Esta es mi canción favorita de Astor Piazzolla. 

Piazzola la llamaba “milonga lenta”, aunque eso significaría que el motivo es más animado y alegre que el de un tango. Sin embargo la tristeza que transpira esta obra es comparable a la del Adagio de Albinoni, por la tonalidad menor, la melodía descendente y las progresiones por cuarta que te van hundiendo en la melancolía. Pero con una belleza irresistible. 

La obra no tenía letra en su versión original, pero el título “Oblivion” dejaba claro que se refería al olvido, a ese sentimiento de pérdida con que los años nos van castigando, en ocasiones de manera voluntaria, consciente (incluso necesaria) y en otras de manera inconsciente y cruel. 

En 1984 Milva lo cantó con versos de David McNeil en los que trata de un olvido concreto, especial, el olvido del amor: 

“Pesadas, pesadas parecen de repente, las sábanas, el terciopelo de tu cama cuando olvido nuestro amor 
Pesados, de repente parecen pesados tus brazos alrededor de mí en la noche. 
mi barco parte, se va a algún lugar. 
La gente se aleja, me olvido, me olvido... 

Más tarde, en otra parte en un bar de caoba, 
los violines vuelven a tocar nuestra melodía, pero me estoy olvidando. 
Después de separarnos mejilla contra mejilla, todo se vuelve borroso y me olvido, me olvido. 
Corto, el tiempo parece corto, la cuenta regresiva de una noche cuando nuestro amor se olvida. 
Breve, el tiempo parece breve con tus dedos recorriendo mi salvavidas 
Sin una mirada, la gente se pierde en la plataforma de una estación, y me olvido, me olvido... 

(David McNeil, 1984)

Espero que os guste. 



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