domingo, 29 de marzo de 2020

1. Café con...Mozart


Decía Sir Charles Stanford,  que cuando uno es niño, Mozart le habla como niño, y ninguna música podría ser más simple ni más infantil; pero cuando uno es hombre, descubre con asombro que esta música, que parecía infantil, es completamente adulta y madura. Ese es el milagro de Mozart, no importa la edad, siempre nos sorprende con esos días luminosos y esta intangible transparencia, que nos rodean con su purísima luz.
Así sucede con esta obra, que nadie sabe porqué escribió Mozart en su último año de vida. Quizá se trataba de un sencillo regalo a su amigo Anton Stoll, maestro de capilla de Baden, donde se encontraba junto a su esposa Constanza, o tal vez fuera la esperanza de ocupar el puesto vacante por enfermedad del maestro de capilla de la catedral de San Esteban la que hace a Mozart escribir una obra religiosa ocho años después de su última misa. Fechada en 17 de junio, la obra se estrenó unos días después, el 23 de junio, día del Corpus Christi de 1791 por su amigo Stoll. 

46 compases de una aparente simplicidad milagrosa, donde el texto es acompañado de manera exquisita por una melodía y una armonía especialmente emocionante. Berlioz decía que esta pieza es de una rara perfección. Por razones que se desconocen, Mozart no incluye el último renglón donde reina la letra “u” en su calidad de quinta vocal, O Iesu dulcis… sino que acaba la obra en el cuarto verso que es el que alude a la muerte. Además, se detiene en la sílaba “o” de “mortis” nada menos que tres compases y medio. Con diferencia, es la vocal más larga de toda la obra. La “o” es además la única vocal de la palabra “muerte” en alemán, “Todt”. Una muerte que le esperaba sólo cinco meses después, mientras componía su inacabado Requiem.

La versión magistral es de "Les Arts Florissants", que dirige William Christie.
Comenta el texto y la audición, cuenta qué te ha parecido o qué te ha gustado más. Trata de identificar los instrumentos y algunos (no todos) de los elementos que utilizamos para analizar (textura, diseño melódico, género, etc.) 
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3 comentarios:

  1. Respecto al texto, estoy muy de acuerdo con lo que decía Sir Charles Stanford, que cuando uno es niño, escucha la música muy diferentes a cuando uno es adulto. Yo pienso que la imaginación, el estado de ánimo o la atención que le prestemos, nos hará que escuchemos o sintamos la obra de una manera u otra.

    Sobre la audición de este motete opino que su simplicidad y la belleza destacan en él, me ha parecido bastante bonito y muy relajante.

    Los instrumentos que he identificado son el órgano, el violín, la viola y el bajo.

    A lo largo de los 46 compases, predomina la textura homofónica. La melodía es diatónica, es decir, sin apenas contrastes. Sobre la armonía podemos decir que presenta 2 Fa sostenidos en la armadura. El género es instrumental y la obra es de tipo religioso, ya que fue estrenada el 23 de junio, día del Corpus Chirsti. Su relación con el texto es silábica. Y por último, también resalta la combinación de una serie de diseños melódicos, la mayoría son de 3 o 4 notas y tratados de forma libre.

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  2. Maria iranzo: Era un músico tan increíblemente culto que sabía aplicar la vida de su música a todas las edades, es decir; si un niño escuchaba si música, le gustaba por la forma, el ritmo que escucha, y cuando lo escucha un adulto, también le encantaba porque descubre que lo que antes era una melodía infantil ahora se había convertido en una obra adulta, perfecta para su edad. Esto se habló de él tras su creación de una obra que escribió en su último año de vida, sin que nadie supiese muy bien por qué. Las teorías están entre que fuera dedicada a su amigo Stoll, o para ocupar la vacancia que había en la capilla de San Esteban, una catedral a la que también le escribe una obra religiosa. La obra se trata de 46 compases de una aparente simplicidad, su texto es acompañado por una melodía y una armonía calmada pero eufórica.
    La versión magistral de dicha obra es Les Arts Florissants, que para mí gusto tiene una melodía perfecta para un día que estás triste porque es tan alegre que cambia el estado de ánimo, o algo relacionado con la primavera, que también me recuerda.

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