martes, 31 de marzo de 2020

2. Café con Mozart (II)


Café con Mozart y su concierto para piano número 23.

Parece ser que este momento sublime del concierto para piano y orquesta número 23, es el único de Mozart escrito en la tonalidad de Fa sostenido menor, una tonalidad especialmente melancólica, tal vez por ser la nota más alejada del luminoso Do, y por oposición, todo lo que se encuentra en Fa sostenido sugiere un sentimiento oscuro, embrujado o siniestro.

Charpentier decía que era una tonalidad que se asociaba a la aflicción y la misantropía (que significa "odio a los humanos", lo opuesto es filantropía, que significa "amor a los humanos") ¿Realmente estamos decepcionados con la humanidad? Cuando me emociono al tocar estos tristes acordes ¿estoy clamando contra la barbarie o expresando mi impotencia ante el mal? Tal vez así lo creía Liszt que caracterizó a Mefistófeles (el diablo) con un tema en Fa sostenido, o Schoenberg, que dejó en su inacabada ópera Moses un último acorde en Fa sostenido en el grito desesperado de Moisés que no encuentra respuesta de su pueblo.

Mozart, sin embargo, lo hace sonar con un ritmo de siciliana que nos recuerda a una nana y, al menos así lo siento yo, proporciona un sentimiento que recoge y tranquiliza el ánimo. 

Hay además otro punto en el tema principal que invita al optimismo: justo antes de la cadencia, Mozart utiliza el acorde napolitano que en esta tonalidad es nada menos que ¡sol mayor! La dominante de Do, la ventana abierta, la mano tendida, la luz que despierta y el grito que asciende jubiloso hasta el agudo. 

Es en ese momento cuando se me acelera la respiración y comprendo que todo va a salir bien. 
Ojalá... Pensaba poner un vídeo tocando yo, pero no me deja esto. Tal vez otro día. Desde luego salís ganando, este toca un rato mejor y lleva el mismo peinado que yo...
Actividad: explica en el comentario qué te ha parecido el texto y el audio, si hay alguna duda o quieres ampliar algún tema dímelo, y si hay alguna palabra que no conoces busca su significado y cuéntamelo también. No olvidéis poner vuestro nombre, a mi me llegan los comentarios como anónimo. No los voy a publicar (a menos que queráis que lo haga).

Gracias por estar ahí. 

Cuidaos mucho


domingo, 29 de marzo de 2020

1. Café con...Mozart


Decía Sir Charles Stanford,  que cuando uno es niño, Mozart le habla como niño, y ninguna música podría ser más simple ni más infantil; pero cuando uno es hombre, descubre con asombro que esta música, que parecía infantil, es completamente adulta y madura. Ese es el milagro de Mozart, no importa la edad, siempre nos sorprende con esos días luminosos y esta intangible transparencia, que nos rodean con su purísima luz.
Así sucede con esta obra, que nadie sabe porqué escribió Mozart en su último año de vida. Quizá se trataba de un sencillo regalo a su amigo Anton Stoll, maestro de capilla de Baden, donde se encontraba junto a su esposa Constanza, o tal vez fuera la esperanza de ocupar el puesto vacante por enfermedad del maestro de capilla de la catedral de San Esteban la que hace a Mozart escribir una obra religiosa ocho años después de su última misa. Fechada en 17 de junio, la obra se estrenó unos días después, el 23 de junio, día del Corpus Christi de 1791 por su amigo Stoll. 

46 compases de una aparente simplicidad milagrosa, donde el texto es acompañado de manera exquisita por una melodía y una armonía especialmente emocionante. Berlioz decía que esta pieza es de una rara perfección. Por razones que se desconocen, Mozart no incluye el último renglón donde reina la letra “u” en su calidad de quinta vocal, O Iesu dulcis… sino que acaba la obra en el cuarto verso que es el que alude a la muerte. Además, se detiene en la sílaba “o” de “mortis” nada menos que tres compases y medio. Con diferencia, es la vocal más larga de toda la obra. La “o” es además la única vocal de la palabra “muerte” en alemán, “Todt”. Una muerte que le esperaba sólo cinco meses después, mientras componía su inacabado Requiem.

La versión magistral es de "Les Arts Florissants", que dirige William Christie.
Comenta el texto y la audición, cuenta qué te ha parecido o qué te ha gustado más. Trata de identificar los instrumentos y algunos (no todos) de los elementos que utilizamos para analizar (textura, diseño melódico, género, etc.) 
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